En el conflicto armado interno el ejército de Guatemala establece la responsabilidad de mantener la independencia, la soberanía, la integridad territorial, la Paz y la seguridad interior. Autorizan la prestación de cooperación del ejército en situaciones de emergencia o calamidad pública.
El conflicto armado interno en Guatemala le dio el poder autoritario al ejército transformando al país en militarismo violando los derechos de las personas y abusando del poder.
Entre 1960 y 1996, el país vivió un enfrentamiento armado interno caracterizado por una progresiva militarización del estado y la sociedad y por niveles cada vez más altos de violación en el combate contra las fuerzas guerrilleras.
En esta época los militares abusaron tanto del poder que las personas ya no podían salir de sus casa por la noche. Las mujeres eran las que más sufrían ya que eran llevadas por los militares para que se volvieran sus sirvientas o las asesinaban si estaban embarazadas.
En un combate militar contra guerrilla lo más esperado era que ganaran los militares por experiencia y por armas sin embargo muchas veces no acababa con este resultado los enfrentamientos debido a que cada vez la población se revelaba más y más y aunque esto era sangriento sirvió para que en 1996 se firmara un acuerdo de paz.
El acuerdo de paz firme y duradera, firmado el 29 de diciembre de 1996 para acabar con el conflicto armado interno que duró 36 años y dónde murieron más de 200,000 personas, introduce las bases necesarias para un desarrollo en paz y un futuro moderno para el país. El acuerdo contiene 17 puntos, ante todo, declaraciones de voluntad pública.
En esta guerra el pueblo maya fue el que más sufrió y al que quería asesinar con 83% de víctimas mayas y el 17% ladinos.
El presidente que logró este acuerdo de paz fue Álvaro Arzú que firmó la paz con los comandantes de la unidad revolucionaria nacional de Guatemala.
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